Era Farriña, lo trajeron.
-¿Tú eres el electricista?
-Sí, yo soy.
¡¡Pues ahí te estas, como se vaya la lu, que sepas que aquí mismo te pego cinco tiros!!
-“ La noche que yo pasé, chiquillo, menos mal que no se fue la lu!”
Y es que era un electisista de coones; ya ves, hacía lo que poía: hizo en una casa un arreglo de una bombilla y pa enceder una había que encender la de otra habitación.
Se pagaban cinco perrillas y tos los días iba Farriñas con unos tiquecillos y unas tieras, se pagaba por días. Iba cobrando una vez- ¡mira que había dineros en el Lugar en aquellos tiempos!, las mueres se escondían, cerraban la puerta, temiendole, por no pagar tres perrillas.
Estaba Juana la Peporro en su casa y vió subir a Farriñas y le dice a su hija: “Mira, viene Farriñas, yo me voy a meter dentro, tu te queas ahí y le dices que yo he ío al río, que estoy lavando.
Y eso hizo la muchacha, ya grandona.
-Mi mamá ha ío al río. No está, ha ío a lavar al Recoillo.
Farriñas le estaba viendo los pies por debao de la puerta y le dice:
-“Ah, ya, que ha ío al Recoillo. Pues dile a tu mamá que otra vez que vaya a lavar que se lleve los pies…”
A la pila de años de aquello, no se reía ná Juana la Peporro cuando se encontraba con Farriñas...
Y cuando vendía helaos. El primer pregón lo daba en la puerta de la fragua, el 2º en la esquina de Juanpepé. Llegó una hembra y le díjo lo que fuera y al otro día pa chincharlo,
-“¡Hay que fiarse, el otro día vi que le echaste manos al gorrión a una!”
- ¡Yo, nunca, eso ni borracho. Una mujer nunca me liao con ella!
-Pues es verdad, tengo testigos
-Diego, ¿no le echó mano ayer…?
-Sí, yo lo vi con mis propios ojos.
-¿A quien?
A fulana
-¡Bueno, a remate lo que me ha hecho a mí ha sío un ao!
Y es que había una historia detrás.
Yo escondía los dineros – decía Farriñas- en una viga, en la cuadrilla, metíos en una latilla y a mi muer le dió por decir que tenia que tener dineros escondíos…y dió con ellos y con unos que había en un rinconcillo que había estiércol; pero aluego, Chiquillo, no daba con ellos y un día, me tocaría y se dio cuente de dónde los tenía y un día ayuá por la vecina me pillaron, me tiraron al suelo, se espatarró mi muer en mí, me echaron los calsones abao y me sacaron el dinerillo de la bragueta..
¡Le pasaban unas cosas!:
Iba a Málaga a comprar género...quince duros…iba al café, a la vera del mercao, al Café Nuevo:
-“Yo nunca me había sentado,- contaba- en un taburete de esos que hay en los bares y aquel día me dio por sentarme en uno y ¡mira, tiré el café, le cayó encima de los calsones de un hombre que estaba al lao, que llevaba unos calsones nuevos y el hombre me iba a matar! Diosmío de mi alma!
-“Perdone, hombre, les doy los míos”
-“¡¡Los suyos no los quiero yo ni pa trapo de fregar!!, ¡¡ el idiota este lo que ha hecho con mis pantalones!!
“Pero tuve suerte, se empareó un guardia que le decían Roldan que estaba destinao en el Lugar y me salvó; si no me la cargo allí mismo aquel día. El guardia me dijo: “me voy contigo, vaya que este vuelva a las andás”
Luis Torremocha.
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