En un casamiento de una de las hias de Frasco Colores había una selección de cañitas. Pusieron vino en el refrigerio aquél, mucho vino… A la hora que dieron mu vamos, la ente empezó a salir, cuando ya no que daba nadie se puso él a juntar los culillos en una cañita de aquellas.
La mujer le daba voces por la calle…; ¡¡anda que mandaba mucho en su casa!!... To el mundo chusqueaba con él, hasta sus propios subordinaos.
Un día al salir de entanganar encontró a su hijo Pepito, gordete, en el último cajón de la noria que montaban en La Plaza y le dío:
* ¡Niño, bájate, vamos a comer!
* No, no. ( el hijo tampoco le hablaba en el papel de asistenta, como dicen en El Lugar)
* Bueno, ¡ahora verás mamá!
En la cinquina del viudo se metían en tres cuartillos tó el lugar. Un subordinao, el guardia Bartolo, que vivió en la Fuenteabao, le dío al cabo:
“ Esta noche vamos a ir al viudo, a darle un repaso a aquella gente.”
Él mismo iba antes y les decía que luego iba a venir con el cabo y haber si chusqueban
Entra el cabo:
-“¡¡ Bueno!! esto que es. Esto está prohibido. Que tal y cual.”
Entonces apagaban la luz, le quitaban el tricornio y se formaba un cebolleo enorme... y así acababa tó.
Transcripción: Luis Torremocha
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