Se presentaron una gente de la falange en el pueblo, de visita. El alcalde había estao escardando en sus tierras, tenia una fanega en Casarias, con la ropa de campo llena de barro y no sabía nada de la visita y se entretuvo en La Plaza.
Entonces sonó el altavoz:
“Hace falta que el Sr. Alcalde se persone a la mayor brevedad posible en el ayuntamiento”
“¿Dónde se encuentra el Sr. Alcalde?”
Al oírlo, chiquillo, salió corriendo hacia su casa, - pá ponerse otra ropilla, pá muarse,- cuando alguien que estaba con los visitantes les dijo:
“Allí va, allí va el alcalde. “
Entonces los visitantes, con ánimo burlesco, jóvenes con ganas de cachondeo, le gritaron por los altavoces:
“Sr. Alcalde, Sr. Alcalde, no corra Vd. que es peor.”
Otra vez estaba en la taberna de Mendoza un forastero, frescachón, y le dice al alcalde.
-Yo lo conozco a Vd.…,¿ ha servío en Málaga?
(El estuvo años en Málaga).
-¡No, yo no!
-Forastero: “Sí, hombre, ¿ de qué le conozco yo a Vd.?...”
-Alcalde: “Ah, bueno, ya he caío: Yo lo conocí a Vd. de rano en una embarca.”
¡¡El hombre se las traería también…!!
Transcripción: Luis Torremocha
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