Mis abuelos (Antonio) le hicieron un marco y eso…
Cuando mi padre se sorteó, que si se sacaba un número bueno hasta se podían librar, los malos iban a África, de cabeza, y mi abuela, además del farol de siempre, le colgó otro al Señor. Mi papá sacó un número malísimo, a casi nadie del Lugar y…¡ a mi papá le tocó!, a África. Llegó mi abuelo, estaba un poco coo y llevaba una buena vara. Vió el farol nuevo y le extrañó y le dise a mi abuela: “ese farol qué…”, que se lo puesto al Señor pá que el niño saque buen número.”¡¡Buen número!!, ¡cudiao con los coones!! Le pegó un gayuaso y creo que toavía están los cristales volando por ahí.
Un matrimonio con un ío ná má, ella al Señor del Ladrillo: “Ay, Padresito mío, que mi ío salga excedente de cupo. Si sale te tengo encendío tos los días de mi via”
Fué el padre con el ío pá ver a onde le había tocao… y le había tocao leísimos. Y antes de llegar el padre a su casa, por un serro desía a voses: “¡María, al Señor del Ladrillo no se le ensiende ni una yesca!, ¡¡ ni una yesca!! (Sic, Cristina).
Se fueron dos al Servicio, leos, y ellas, las madres, iban a resar. Una llevaba su libro de resos, la otra no tenia. Arrodilladas, cuando empezó una a resar en su libro la otra también resaba disiendo:
“ Padresito mío, dónde lo tiene ésta lo tengo yo… como lo tiene ésta lo tengo yo”(sic, Cristina)
Transcripción: Luis Torremcha
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