María Durán le compró ropa nueva y llamó a Juan Gallito: “Mira, vamos a ir a lavarlo, tu lo afitas,..” Y así lo hisieron.
Una que le llevaba café con leche tós los días era Bastiana la de Juanpepé. Un día volvió disiendo que ya no había que llevarle más café. Había muerto.
María Durán y Juan Gallito lo amortaaron, lo vistieron por última ves.
Fue carabinero por dos veses, pero en dambas veses lo expulsaron por la bebía.
Lo colocaron en unas bodegas y –¡¡lo malo que es la bebía, chiquillo!!- cuando no echaba vino por la boquilla le pegaba un tiro para que el vino saliera por el boquete Cuando echaron mano se había bebío una bota entera.
Luego en EL Lugar entraba en las tabernas. Él desía: “¿qué, me vas a conviar, m’ echas un vasillo vino?” La ente le echaba un vasillo vino y él:
“agraesío, y,
si lo llenas otra ves,
te lo vuelvo a agraeser.”
Entraba en otra taberna y le llenaban con los culillos, con los asientos, otro vasillo y le desían los chaveas:
- “Ahora mu tienes que desir cómo disen las tórtolas,
- Pues las tórtolas disen: “tortolás, tortolás…”
-¿Y las codornises?
-Las codornises disen: “luipepé, luipepé…”
Se dió cuenta que a la gente le daba escrúpulos y, como no era tonto, usaba un jarrillo lata que se echaba en el bolsillo.
Transcripción: Luis Torremocha
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