A los pocos días, disen que le dío a la novia:
-¿Tú dónde t’acuestas?
-¡Dónde me voy acostar, en mi cuarto!
-¿Y tú no dises ná?
-Yo reso
-¿Y qué resas?
Y disen que le dío:
En la crus murió Cristo,
Digno y manso cordero,
No murió por sus pecados
Murió por pecado nuestro.
Enclavado en una crus,
Con unos clavos de hierro.
Padre mío de mi alma,
Tó lo que tengo puesto,
Que ni la tierra que piso
Padre mío, no merezco.
Amén
Y disen que le dío: “Pó sigue con eso, que vas bien espachá”… es que entró y no tocaba ná má que cruses, en ves de a la hembra...
Transcripción: Luis Torremocha
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