“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Joseito Teneandez: (2h.6min. 14” 17 09 06):

Cuando se murió Paco el de Casarias se contaron hasta 13 coches, cuando apenas había coches. Llegó Joseito con una carga de agua ancá Santana. Él arrimaba el agua a las casas de La Casa Pintá. Estaba allí un chofer que venía de Colmenar- me parece que lo mataron-, que le decían El Sevillano y el día del entierro Joseito le dice:
-Oyes, que se ha muerto Paco
-No hombre, es que se le ha parao el corazón
-Cuchi, decían que se había muerto.

En otra ocasión Juan Pintamonas se queó mirando, a Joseito, y le dijo:
-Joseito a que te acierto donde hiciste la mili, donde has servío
-Vamos a ver
-¡En caballería na más!
-Oyes, que has acertado
-Ya ves, eso no tiene ná que decir: tos los enjutos como tú, con poca barriga, han servio en caballería
No había estao en caballería ni na…pero subia la calle arriba sobre el borrico como si fuera un caballo alazán. Le tenía puesto un cuerno en el collarín.



Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Cristóbal Ramos y Manuel Billoto

Cristóbal Ramos y Manuel Billoto, que estaban mal de la vista los dos, se sentaban en la acera a tomar el sol... o la sombra. Un día uno que había venío de la mili los saludó y se fue.

- Cristóbal: ¿Quién es, Manuel?, ¿tú lo has conocío?
- Manuel: Yo no.
- Cristóbal:…ñeeta, que par de policías estamos hechos


Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Farriñas:

¡A Farriñas le pasaban unas cosas!, cuando El Movimiento, cuando estaban aquí los rojos, en la casa de Bolaños montaron un cuartel, allí estaba la plana mayor. Pusieron un busón, la luz era de Perche, que se iba cá istante y el comandante preguntó: ¿dónde está aquí el electricista?, que se va a enterar…
Era Farriña, lo trajeron.
-¿Tú eres el electricista?
-Sí, yo soy.
¡¡Pues ahí te estas, como se vaya la lu, que sepas que aquí mismo te pego cinco tiros!!
-“ La noche que yo pasé, chiquillo, menos mal que no se fue la lu!”
Y es que era un electisista de coones; ya ves, hacía lo que poía: hizo en una casa un arreglo de una bombilla y pa enceder una había que encender la de otra habitación.
Se pagaban cinco perrillas y tos los días iba Farriñas con unos tiquecillos y unas tieras, se pagaba por días. Iba cobrando una vez- ¡mira que había dineros en el Lugar en aquellos tiempos!, las mueres se escondían, cerraban la puerta, temiendole, por no pagar tres perrillas.
Estaba Juana la Peporro en su casa y vió subir a Farriñas y le dice a su hija: “Mira, viene Farriñas, yo me voy a meter dentro, tu te queas ahí y le dices que yo he ío al río, que estoy lavando.
Y eso hizo la muchacha, ya grandona.
-Mi mamá ha ío al río. No está, ha ío a lavar al Recoillo.
Farriñas le estaba viendo los pies por debao de la puerta y le dice:
-“Ah, ya, que ha ío al Recoillo. Pues dile a tu mamá que otra vez que vaya a lavar que se lleve los pies…”
A la pila de años de aquello, no se reía ná Juana la Peporro cuando se encontraba con Farriñas...
Y cuando vendía helaos. El primer pregón lo daba en la puerta de la fragua, el 2º en la esquina de Juanpepé. Llegó una hembra y le díjo lo que fuera y al otro día pa chincharlo,
-“¡Hay que fiarse, el otro día vi que le echaste manos al gorrión a una!”
- ¡Yo, nunca, eso ni borracho. Una mujer nunca me liao con ella!
-Pues es verdad, tengo testigos
-Diego, ¿no le echó mano ayer…?
-Sí, yo lo vi con mis propios ojos.
-¿A quien?
A fulana
-¡Bueno, a remate lo que me ha hecho a mí ha sío un ao!
Y es que había una historia detrás.
Yo escondía los dineros – decía Farriñas- en una viga, en la cuadrilla, metíos en una latilla y a mi muer le dió por decir que tenia que tener dineros escondíos…y dió con ellos y con unos que había en un rinconcillo que había estiércol; pero aluego, Chiquillo, no daba con ellos y un día, me tocaría y se dio cuente de dónde los tenía y un día ayuá por la vecina me pillaron, me tiraron al suelo, se espatarró mi muer en mí, me echaron los calsones abao y me sacaron el dinerillo de la bragueta..

¡Le pasaban unas cosas!:
Iba a Málaga a comprar género...quince duros…iba al café, a la vera del mercao, al Café Nuevo:
-“Yo nunca me había sentado,- contaba- en un taburete de esos que hay en los bares y aquel día me dio por sentarme en uno y ¡mira, tiré el café, le cayó encima de los calsones de un hombre que estaba al lao, que llevaba unos calsones nuevos y el hombre me iba a matar! Diosmío de mi alma!
-“Perdone, hombre, les doy los míos”
-“¡¡Los suyos no los quiero yo ni pa trapo de fregar!!, ¡¡ el idiota este lo que ha hecho con mis pantalones!!
“Pero tuve suerte, se empareó un guardia que le decían Roldan que estaba destinao en el Lugar y me salvó; si no me la cargo allí mismo aquel día. El guardia me dijo: “me voy contigo, vaya que este vuelva a las andás”

Luis Torremocha.

“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Las novillás de El Lugar:

Juan Colores se tiró al plaza y su hermano Antonio, pa que la gente no se riera de el, iba ca istante a sacarlo y él le contestaba:
* ¡Déame a mí, hombre!, esto lo entiendo yo
* Sí, claro. Eso lo llevas tú en la masa la sangre, le contestaba Antonio
La gente, después, pa burlesco, como sabian que Antonio estaba enritao le preguntaba: -¿ Tu Juanillo, cómo ha escapao?
- Mi Juan ha tomao la alternativa, sí, sí.

La becerra lo pilló, chiquillo, unos cabezazos, lo tiraba al suelo, tres o cuatro metros más allá, se levantaba y otro trompazo y ¡¡al suelo!!, y otra vez y hasta un borrico que hacia de picaor, con dos capachos de esos de molino, lo pisoteó… No tuvo bastante con los trompazos de la becerra…
Estaban segando más alla´del puerto de El Moral, los dos, y los que pasaban:
* Chiquillo, Juanillo, qué bien estuviste ayer.
Antonio que respondía:
* ¡Ay, me cago en la mare que sus ha parío!
En la taberna Gallito:
Juanillo, la 1ª vez que has toreao y hay que ver lo bien que has toreao, los quiebros y tó que le hacías.
En La Plaza, El Mellizo, siempre le decía algo y él retroniqueando decía:
-Voy a tener que meterle un puñetazo a alguno…

-Bueno, os fiasteis que ya al final no me trompaba la novilla… porque ella diría: esto será un marmolillo o algo parecío


Otra novillá de la que se escaparon tres, por la barrerilla de palos que había en la calle Camacha. (Algunos de los muchachos, huyendo, acabaron debajo de la cama de la casa de Antonio Pascua.) y otras tres quearon, en la plaza nueva, ancá Bastian Breva.
Bueno, había que sacarlas y que no se metieran en el cuerpo casa, que no hicieran estropicio.
Entró Garbancito, que era peón pá tó, con una soga ató la novilla por los cuernos y venía tirando de ella y otros detrás del rabo, tirando, frenándola.
Iba Garbancito con un trajecillo de aquellos que hacía la Mortera, su boinita nueva y mu pelao.
Al salir a la plaza la soltaron los de atrás, la becerra se lanzó, le metió una embestía, lo tiró, le pegó sus dos patás… y pá irse le pegó otra y se le cagó en encima.

Y es que los toros en El Lugar tenían más que ver que toas las corrías…¡¡ ande va a parar ¡!


De las que se escaparon una tiró pa El Burro, otra pá Los Penñoncillos..
Venia Juan. El Pelao., que venía de rebuscar, y le dijeron:
* Mira que hay una becerra, ¡ten cudiao.!
* ¡¡A mí una becerra me irá a comer.!! ( no sabía ná de aquello, pensaba que era una becerra corriente).
¡No lo pagó caro!: como tenía pocos cuernos, lo que hacía era tirarle bocaos. Le decíamos Juanillo métete en un surco, hazte el muerto y el:
-¡¡Estoy hecho!!, gesticulando con los brazos, y la becerra lo atacaba mas…

A la Pimentica, la mujer de Pedro el que hacía las figuritas de esparto, se subió en una higuera, la vaquilla al pie del tronco daba ¡ unos resopliós!, se desganó y calló encima de ella, se quebró un brazo y tó.

Las novillas acabaron matándolas a tiros la guardia civil

( A Juanillo lo traeron a Malaga y a los pocos días, aburrío, se vino al Lugar, porque decía que le ponían un plato llano y él no sabía comer ahí.. Siempre había comido en un plato jondo.)

Como eran plazas portátiles los niños- y no tan niños- se metían por debajo pa verle las piernas a las mujeres. Iban tos: niños, grandes, casaos…que hasta le vieron las piernas a su hija. Iba otro también mirando y acudió a una que los otros estaban diciendo: Iiia,
Iia ia, no ves ésta, porque tenía las piernas muy gordas. Se dio cuenta que eran de su madre y empezó a gritarle.
* Mumá mumá, tápate eso!!!! Tapate eso!!!

(“Los culé” de Barcelona viene de que el primitivo campo de futbol de allí tenía las gradas de madera. Iban muchos a ver los culos, los culés. Otra versión es que los que se sentaban en las últimas gradas les sobresalía el culo y se les via desde la calle.)

Luis Torremocha.

“ LAS COSAS DE EL LUGAR”

Texto introductorio:


En recuerdo, y para el recuerdo, queremos transcribir: Juan García, Pepe El Duque y Luis el de María Duran algunos textos de las “Conversaciones en El Cerrillo” que tuvieron lugar en el mismo, una pequeña casa de campo en El Arroyo Coche, entre Miguel Cascales (q.e.p.d..) y Antonio el de la Caprichosa (q.e.p.d..), dos cronistas de las “Cosas de El Lugar,” singulares, memoriosos, como el Funes de Borges, pero sin daño cerebral ,con chispa y gracejo, conversaciones que son y guardan un tesoro invalorable de la intrahistoria, de la historia de la vida en nuestro Lugar allende los tiempos… Claro, a veces, con un fondillo “Allende”
Como animador- maestro estaba Antonio el del Estanco (q.e.p.d.).
Pepe el Duque y Juan García, se encargaron de la intendencia desde su condición de “gourmets” y cocineros exquisito y de estimular los diálogos.
Agradecemos a la página Web del Ayuntamiento la oportunidad de divulgación de estos relatos.


Luis Torremocha.