Tras una mañana intensa, el meresío almuerso en casa del párroco.
Cuando estaban comiendo alguien llega y le pide al cura llevarle el santolio a un familiar que agonisa.
Por no dejar solo al Sr. Obispo, el cura llama a un buen hombre, vesino y amigo, para que le diera conversasión, lo entretuviera.
El vesino, que no se había visto, amás, en semeante apuro, no encontraba tema ni palabras convenientes para iniciar la conversasión: Garraspeos de garganta, mirás al suelo, tosesilla: mu apurao.
Y como en el pueblo el hijo seguía siendo cabrero, albañil, gañán, albardonero… como su padre, le vino a la cabesa al aturrullao acompañaor un tema de conversasión:
- Bueno, Sr… Sr. Obispo, Ud...Ud: obispo... como su padre, ¿no?
Transcripción: Luis Torremocha
Es buenísimo
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