Estando D. Francisco Pinto, dos de los empleados del molino estuvieron discutiendo a ver quién iba. Por la propinilla: ¡ qué años aquellos!.
No se pusieron de acuerdo y fueron los dos.
D. Francisco estaba comiendo y:
-Mire, que Juanico Acinto tiene costumbre...;
-Ah, ponerlo ahí...
Ellos se quearon esperando y D. Francisco se dió cuenta de lo que esperaban. Se levantó, les dió unas palmaitas en las espaldas mientras les desía:
“Estoy mu agradesío. El día que sus muráis, en vez de llegar a la puerta de los carpinteros, voy a llegar hasta el Portón”.
“¡La mare que lo parió! Chiquillo, que mus ha matao… ¡¡que es lo que a nosotros mu hace falta!!, salieron comentando.”
Transcripción: Luis Torremocha
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