-¡Oh!, ¿qué s’arbol eseste, papá?
- Vas a decirme qué árbol es, con las veses que t’as sollao el culo subiéndote en la higuera.
Bueno, eso se lo achacaban a Salvado el de Las Parras y a muchos, pero no es verdad. Eran chalauras que se desían.
Sí es verdad, tú ves, como era mu redicho Salvador, un día que Bastián Gallito estaba apuntándole a lo que a él le paresían unos pájaros raros, que volaban hacia Frentelasparras, y eran unas gallinas guineas. Entonses Salvador lo vió y le pegaba voses:
“¡¡Gallito, Gallito, no dispares,… que son aves de corral!!”
Un día en el Casino un cachondo que tenía un reloj con números romanos se lo enseñó al “padre Antonio.” y dío la hora: los números romanos, bien daos. Entonses, Alfonso Barseló que andaba por allí, le pregunta:
-Bueno, Bastian, y ¿tu sabes leerlos?
- Claro, si se lo hubiera enseñado el reloj a un chavea de estos, seguro que no lo sabían
Uno de los que estaban en el grupo, que tenía mal genio, especialmente con un vaso de vino ensima, se enfadó y dijo:
“Oyes, que me ha puesto de tonto perdío”.
El “padre Antonio” en la Boeguilla pedía:
“Pepe, echa pacá un cristalito.”
Era mu malagueño… se hizo mu malagueño.
Transcripción: Luis Torremocha
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