Cuando le metió la hostia Juan Pasarríos, que era su hermano
y había sío guardia. Chavito salía por la calle con una canastilla vendiendo
quincalla.
Estaba en la Juentabao, vivía cerca, solo. Había ío por un
cantarillo de agua. Allí se reunía mucha ente y le empesaron a desir tonterías,
llegó su Juan y cogió y le dío:
-Coge el cantarillo y tira pá arriba, ¡so tonto!
-¡Es que estoy aquí con unos amigos!
-¡¡Que te vayas t’he dicho!! ¡¡Pá arriba ahora mismo!!
Como siguió resintiéndose le llamó candela, le pegó una
guantá.
El cogió el cantarillo y se fué. Cuando ya no estaba al
alcanse del hermano, se puso en lo alto de los teares aquellos y le dise:
“Amigo, como has sío guardia, qué bien sabes darlas”.
Lo meor de Bastian Chavito- el trabao no lo quería- era
cuando llegó a El Moral. Estaba allí de continuo otro retrasaillo, Salvaor.
Le dise Teresa:
- “Te voy haser el café y aluego le ayúas a Salvaor a partir
leña, sacar la cuadra…”
Se puso en la mesa, se tomó el café y dise:
-¡Teresa!, sabes lo que yo he pensao…que este es un cortío
mu chico pá dos tontos… (Y es que además le temía a Salvaor porque él
sabía que Salvaor sabía qu' él iba disiendo por El Lugar: "¡Pá que quedrá
Dios a Salvaor el del Moral"!)
Otra ves se hiso el malo. Su sobrino lo había llevao a
cortar aelfas al arroyo Los Pilones. Chavito tó el día debao de un olivo,
tendío.
-¿Qué te pasa?
No sabía desirle lo que le pasaba.
-Bueno, esta tarde te llevo al médico
-Al médico no voy yo ni atao.
Lo subió en el borrico y llegó a la puerta de D. Ubaldo, en
la esquina del Llanete y echó mano a baarlo.
-Mira, Pepito, tontería que te canses… ¡que yo no voy al
médico!
-Entonses qué, te va ver el veterinario.
-¡Tampoco!
S’enritó el sobrino y empesó a tirar de él…
-Mira, tontería que te canses, lo que yo tengo no me lo va a
quitar naide. Lo único que me lo quitaría sería una troyana como la que tú
tienes pá toas las noches.
Venía Blas, que le gustaba el cachondeo, por el camino y se
crusó con Chavito.
-Ñeta Bastián, ahora estás aquí, en este cortío. Aquí malo
está eso, aquí no pillas ná... bueno, tampoco tú ya no estás pá trotes
-Que no, déame esa troyana que tu tienes y verás.
Estaba mu obsesionao con casarse…
Transcripción: Luis Torremocha
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