Por la mañana, como era tan gorrón:
-Juan Berruca, ¿quieres un cortaillo, ahí, ancá Cañá
-Vamos allá..
Mientras le escondieron tres o cuatro sacos. A la vuelta:
-Bueno, ¿cuántos sacos venían?
- Diímos que tantos
-Pó aquí faltan sacos
-¡¡Cómo van a faltar, si yo h’estao ensima d’ellos tó la noche!!
Y la pescá… Le desía a Bastiana, su muer, un día que había comprao una pescá: “Ahí tienes a Juanymedio, con tó lo grande que es y no come tanta pescá. ¡¡Los probes siempre hemos comío maimones!!”
“¡Ná má que he sío yo mu malo pá mi casa!,” le gutaba repetir.
La verdá es que le gustaba el juego muchísimo… la muer lo tenía sueto, pero cuando a ella le dio el paralí, ya se hiso el amo y se iba a ugar… le paresía siempre que iba a ganar y lo lamían siempre.
Estábamos en la taberna de Juan Colores y yo le díe (Miguel) a Juan Berruca: “yo cuando bebía eran vasos grandes”. Entonses él: “echa ahí un vaso de vino grande”. Empesó a echarle el vino con el jarrillo y se presentaron dos moscas lias y cayeron en el fondo del vaso… y ni las vió, y se sampó el vino con las moscas y tó… ¡No era mu escrupuloso!
Cuando partía las almendras…echaba las cuartillas con tó el colmo que poía…”voy a ver si encuentro una cuartilla má grande…Juan Cañá tiene una…
”¡¡Chiquillo, era sonao!!”
Transcripción: Luis Torremocha
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