Iba un día la calle ral arriba, en su caballo, “iba a inspeccionar las reses sacrificadas en el matadero,”como él pomposamente desía. Uno del Campo que estaba buscándolo, iba detrás:
-Chisss, chisss, chisss, ¡maestro!, ¡maestro!
D. Rómulo Manuel vuelve la cabeza, desde el caballo:
-Vd. ¿es que no sabe que yo me llamo: D. RÓMULO MANUEL MARTIN PEREZAGUAS, INSPECTOR MUNICIPAL VETERINARIO DE CASABERMEJA? ¡A ver si se lo aprende Vd.!
-…pos yo me muero de vieo y no aprendo tó eso
Lo tomaron Los Herraores con él. Los Herraores eran los amos del Lugar y Manuel Perche se puso de su parte… les puso algunas condiciones y dispusieron amargarle la vía… hasta mandaron a unos pá que le pegara, pero era flamenquillo D. Manuel aquel: “qué, qué, aquí estoy”…
Le metieron a otro veterinario, D. José , “El Largo”, pá partir El Lugar… era altísimo. Los niños, má o menos disimulaos, se ponían a su lao pá medirse. “ íia, no le llegas ni a la sintura…pó yo sí.” Él era mu tranquilo, pero un día, jarto, le largó un cogotaso a uno y ahí acabaron las mediciones.
Transcripción: Luis Torremocha
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