-“¡¡Qué alegría… que íbamos pá Almería!… y cuando lleguemos, ¡¡ aquel serraero de puertas!!, la ente acostá en las asera…¡¡ay!!, ¡ay!…”
Después se marchó a Madrid, estuvo una temporá, y tampoco lo pasó mu bien. Eso sí, a todo el mundo le desía: “ ¡Yo soy del Lugar!”
Cuando volvió iba ancá Antonio Samorano, -“ mi padrino” desía ella-, toas las noches y repasaba toas las estaciones del metro de Madrid.
Hubo un lío de faldas sin que ella ni siquiera se enterara… unos que le habían alquilado la cámara y el ofendío desía: “ tengo que haser una tarraya” y va él y se sienta a mi vera (Miguel), en el Casino y me dise: “Miguelillo, si tu hermano se casa con mi muer, al que tengo yo que matar es a ti, ¿no?.
Transcripción: Luis Torremocha
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