“LAS COSAS DE EL LUGAR”: La Crus de Piedra

        Es que cuando La República dieron una orden de que nada de las cosas religiosas podían  estar en las calles, tenían qu’ estar dentro de las ilesias.
      La Crus de Piedra fue una de las qu’ echaron abao. Le partieron un braso a pesar del cuidao que pusieron, se les fue…la metieron en la ilesia y le pusieron el cacho roto al lao… que luego lo arregló Juan Corin: le hiso un aguero, le metió un hierro y una cosa que ellos hasían que pegaba el hierro con la piedra.
      En la crus había una incrisión en latín…que no se podía leer, por debao de los brasos.
                  La crus la’ han tenío qu’ haser  de esa clase de piedra que hay en “Las Piedras de                      Mitra”
               Siguen vistiéndola. La de madera está en mi cámara, si no la guardan ya en otro sitio La hiso Paco Corro o Cristóbal El Carpintero, por encargo de mi suegra (Antonio).
Transcripción: Luis Torremocha 

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Las cruces, finales del IXX y principios del XX. (Continuación)

Otra: En la esquina del Melliso, en la calle Llana,- que tiene una hornasina grande y la visten tós los años,- allí habían matao a otro.

Bueno, yo no creo que las cruses sean por eso (Antonio el del Estanco). En toda Andalucía existía una devoción popular a las cruces”
“¡¡Haya lo que haya en Andalusía, lo de las cruses es por esto!!” (Antonio el de La Caprichosa): ¡¡ Al que yo digo, a éste, lo mataron en la esquina del Melliso y por eso está ahí la crus!!

En la casa de Miguel el de Las Chapas mataron a otro. Fue de un fascaso: andaba uno por una…, dos andaban por una, por la misma. Y no el que andaba por aquella, si no un hermano fue el que lo mató.
“Bueno, yo creo (Frasquito el de Rigos) que las que están en algunas esquinas má emblemáticas, má favoresías, eran por venerasión…”
“ No, no, mira (Antonio el de La Caprichosa) en la puerta de la casa parroquial había una crus -que ha desaparesío por la trasformasión-, allí mataron a otro y sus ías, pá ir a la calle Palomo, pasaban por debao de la Torre, por no pasar delante de la casa parroquial. Eso se lo oí desir a ellas mismas yo”.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Las cruces en El Lugar

Las cruses que hay en las calles, como sabemos tós, (Antonio)… a pricipio del siglo pasao, y antes, un pistolón llevaban tós…había unas pistolas que tenían dos cañones y un gancho que lo enganchaban en el sinto. Lo llevaban al campo y tó, aquello pesaba como un mulo muerto.
“Tráete – le desían al muchacho surra- el agua y tráete también el saco de las pistolas”.
* Y por menos de un pito, sobre tó en los Carnavales, le pegaban un tiro a cualquiera y lo mataban, a onde quiera que caía uno ponían una crus... Yo sé de dos o tres. Por ejemplo, la que había- que me parece que ha desaparesío al trasformar la casa- mu chiquita, en la fachá de Cristóbal Silguero… no, no esa sigue… algunas con su peanita de madera. Ahí fue a onde mataron a un Jasmin, que fue a comprar yesca - que eran las ensendeerá que había entonses-.
Encontró Jasmin que l´había dao poca y le dío: “Chiquillo, t`has colao. Va ver que ponerte Pocayesca”. El otro hermano que estaba en la trastienda salió y “¿qué t`ha dicho ese”?“ná, tonterías, que me va a poner Pocayesca.” “ No, no te lo va poner”
Salió detrás d’él: ¡¡Catapún!! , en la puerta de Silguero y allí cayó… por eso la crus.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Tenía un tío en América

Iba Agustín por el Puerto de Los Angelitos, hablando de la guerra, habías unas cavás llenas de agua, con mucho cudiao, porque llevaba un trae. Es que tenía un tío en Norteamérica que le mandaba ropa, calsao…; por unas botas deó de trabaar en un cortío. Las botas tenían unas hebillas, dorás por los laos, y el Señorito las quería: “Ñeta, Agustín, esas hebillas que tu no las quieres pá ná…”
S’aserca y me dise (Miguel): “no, éstas no las pilla él, porque antes me voy d’aquí. Y se vino…le debía 30 duros y el Amo le dío a otro: “por lo que se ve ya no viene. A ver si te da los 30 duros”. Y así lo hiso…
-Pues dile que no se los doy porque no me sale de los coones.
Tal como se lo dío, se lo dío al amo, que contestó:
-¡Así me gusta a mí, de caballería!!
Después lo pasó mu mal Agustín, mira que lo pasó mal: dolores, qué cosas, los brasos encorvaos, de tanta mies que había echao abao, que mala enfermeá al final

Transcripción: Luis torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Un baile… en aquellos tiempos oscuros y de implacable represión

Aquella ves, en la Feria, el baile, lo que meor había en aquello, es que con el acordeón bailaban algunas, las pocas que sabían bailar, y tós estábamos al asecho de la cuñá de Casanova, el cabo 1ª, pá verle los pelos del sobaco… que eso era lo interesante… en aquella época ver los pelos… ¡ya ves!...má de una paa caería aquel día…

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Más cosas de El Lugar

D. Diego murió. Era el boticario. Estaba Carmensita, su mujer, en la ventana y Frasquito el de La Fonda pasó y le dise: “Pobresillo, D. Diego murió, ¡hay que ver!…te quieres casar conmigo”. Y aquello queó como refrán en El Lugar: “ pobresillo, murió, te quieres casar conmigo”.
Otro Frasquito, que estaba loco, en el hospital le pusieron “libertá”, se escapaba tós los días.
Un día estaba uno, con mala reputasión, sentao en El Casino, con má gente:
-Estás má gordillo, tienes cara de tosino... ¡cara de guarro es lo que tienes!
-Vaya hombre, el loco éste.
Se le metió en la cabeza que era novio de aquella boticaria que se llamaba Da. Mª Dolores Ayllón. Se ponía en la mesa y con los cables de la lú hablaba con ella por teléfono.
La madre se lo achacaba a que se la meneaba mucho y le desía: “¡¡ay, qué mano derecha!!
Y él desía: “yo cuando me casé la llevaba lareá y lareá la tengo… y moriré con ella lareá…” Lo pasó mu malamente, estaban mu mal. Cebó una guarra, ellos estuvieron sin comer apenas, pero a la guarra la pusieron mu gorda. Cuando la mató se comió una morsilla como un anterrollo, con pan.., ¡una morsilla bien grande! Le dió un cólico y se iba a morir. Fueron a Colmenar por el médico, claro, el que fue por el médico le dío lo que había pasao, que s’había comío una morsilla grande y aquello era lo que tenía.
El médico lo estuvo reconosiendo: “pero, hombre, ¡quién piensa comerse una morsilla como un anterrollo!
“Cudiao, ni en Sevilla, ni en Madrid, ni en Barselona, méicos como éste ¡qué va haber!… cómo sabe el hombre éste que me comío una morsilla”.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: El guardia que no quería estar en El Lugar

Había un guardia que no quería estar en El Lugar: “yo me iba con los oos serraos a otro sitio, donde fuera, aquí no me gusta estar”.
Solisitaba el traslado, pero ni le contestaban y otra solisitú y ná…
Otro guardia que llevaba má tiempo allí.
-¿Tú tienes interés en irte de aquí?
-Yo sí.
-Pó vas a haser lo que yo te voy a desir y seguro que pasan tres días y te vas.
-Bueno, que tengo que hacer
-Te vas al sementerio, por la tarde. D. Diego Bolaños viene de casar, de Bocanegra, toas las tardes. Le quitas la escopeta y verás que pronto te vas de aquí.
Y eso hiso. Se fue al sementerio
-¿Esa secopeta tiene papeles?
-Yo no me he traido los papeles, ni falta que me hase.
-Traiga la es copeta pácá
D. Diego se fue ancá Juan Marín: “preséntate en El Jaral, donde estaba el general, y dile que m’han quitao la escopeta.
Al otro día, o a los dos días, un carro en la puerta del cuartel cargando los mueblesillos del guardia.
Fue a darle las gracias a D. Diego:
-Es que yo quería irme del pueblo y me voy grasias a lo que ha pasao…
-¡¡Vas a venir a mi casa después de haberme quitao la escopeta!!
-Es que quería irme
-Pues lo podrías haber dicho… y te vas lo mismo.
Esas son las cosas de allí, de Casabermea.
Yo cuento estas cosas pero estoy mu agradesío al pueblo. Mi muer murió allí y tó el pueblo se volcó.

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Una de quintos

Cuando Juan el de la Pastora se fue al Alhaurín de la Torre empesó a arrimar arena pá una obra. Un hombre que pasaba por allí le preguntó:
-¿ Tiene Ud. permiso?
-Yo no
-Pues aquí pá traer arena, vasiarla ahí y eso hay que sacar un permiso.
-Yo que sé, en mi pueblo no pasa ná de eso.
-Vd. ¿de donde es?
-Yo de Casabermea
-Bueno, ¡¡ buen pueblo!!
-¿Por qué?
-Yo h’ estao de guadia sivil años y conosco bien ese pueblo.
Le voy a contar: estando yo allí hubo una quinta…los quintos la corrían esa noche. El comandante del puesto no estaba esa noche. El alcalde del pueblo vino: “es mester que deis una vueltesilla, los quintos se emborrachan, hacen motivos”.
Salimos otro y yo. Por las Cuatro Esquinas unas borracheras., pero no pasaba ná. Le digo al compañero: “ vámonos a dormir, al cuartel. Aquí no pasa ná , qué va a pasar. Cerramos la puerta y no habíamos hecho ná má que serrar, dies tiros le pegaron a la tablilla del sierre. Mus tiramos a la calle otra ves y cualquiera los pillaba.. por las Piedras de Mitra que ellos conocían tan bien…
Esas son las cosas de los quintos de Casabermea… No, hay má

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Viaje colectivo

Iba Luis el de la Hueva con otros, con un billete colestivo que daba el gobierno sivil, a Barselona. Al salir de Málaga se pusieron d’acuerdo en ir tos juntos hasta llegar. Cuando iban por ahí arriba, por onde fuera, por una estasión paró el tren. Se baaron dos o tres, y Luis; los demá se quearon allí. Un revisor les dío:
-¿Ustedes pá onde van?
L’enseñaron el billete y:
-Pues en este tren no pueden continuar. Tienen que coer otro en la prósima estasión.
Llegan al vagón los que s´habían baao: “bueno, ahora no poemos continuar en este tren, tenemos que pillar otro en no se qué sitio.”
-¿Quien ha dicho eso? Nosotros carguemos en Málaga y d’aquí no se va nadie hasta que estemos en Barselona, dío Luis.
Andaba por allí el inspestor y dío:
-¿¡Quién dise que no s’abaan d’aquí!?
(Luis lo vió y pensó “este es alguien importante”)
-¿Cómo que s’abaan las criaturas con esto andando?
-Hombre, andando no, cuando se pare
-Ah amigo, ya eso es otra cosa

Transcripción: Luis Torremocha

“LAS COSAS DE EL LUGAR”: Tomas Saavedra

Tuvo una gripe y, chiquillo, con fiebre de 40 y le dise un ío.
-¡Eso que calentura es!, eso es calentura alguna.
-Hombre, si t’empeñas que hubiera llegao a 60
¡¡Ya ves, un vieo con 40 de calentura…!!

Estaban en Donramiro Tomás y sus íos. El mayor le pidió má sueldo, un aumento de sueldo al patrón y se lo dío al padre. Y el padre:
-Y eso, nosotros no mu vamos a haser una estampa de plata
¡¡Qué inocente era!!

Transcripción: Luis Torremocha