Los morrongos en el colegio

“Bastián y Frasquito Morrongos en la escuela”.
(1942)

El enfermo imaginario

“De izquierda a derecha: Paca la Berruca, Pepi la Diegares, Angelines la maestra, Ana Mari la de Justa, José el de la Pantoja, Isabel la Farriña, Josefina la de la Posada, Mari la Corruca, Maribel la Peralta, Elena la Diegares, Diego el de la Caja, Paco Torremocha y Lina la de Teresa la del Teléfono”.
(1980)

La zapatera prodigiosa

“Aparecen de izquierda a derecha: Jesús el Maestro, Juana Aldana (Farriña), Isabel Muñoz (Naranja), Tati, Isabel Aldana, Juana Ramos (Pantoja), Josefina Fernández (La de la Orza), Mari Muñoz (Esteban barbero), Isabel Fernández (Morronga), ¿?, Manolo García (Gallito)”.
(1979)

Grupo escolar 1982

“Sentadas: Antoñita, Pepa la de María Monte, Toñi Flores, Juana la Piea, a su lado de pié Paqui la Rubiales. Detrás de izda. a dcha. Cristobalina la Cosechas, Isabelita la de Justa, Chabela la de Luciana, Andrés el Maestro, Juan el del Submarino, Pepe el Calero, María la Arocha, Juana la . En la última fila: Pepe el de la Cola, Pepa la Churreta, Seba Alba, Andrés el del Ventorrillo, Mariano Pino, Fermín y Juana la Porrilla. En 1978, llegó al pueblo un grupo de maestras y maestros nuevos que cambiaron totalmente la forma de enseñar, seguían una corriente pedagógica en la que los alumnos y alumnas tenían voz y voto y participaban en la vida del Colegio, se creó un Consejo Escolar experimental con representación de Alumnos, Padres, Profesores y Representantes del Pueblo y después de clase, de forma altruista, se quedaban para enseñarnos otras actividades, como fotografía, manualidades, mecanografía, teatro, sombras y siluetas, expresión corporal, deporte…, que influyeron enormemente en nuestro desarrollo personal.  Significaron un antes y un después en la vida del pueblo. Gracias Andrés, Jesús, Juan Muñoz, Angelines, Rafa, Inma, Pepe Pipa, Magdalena, Alfredo y Pili, Cándido…”.
(1982)

Grupos escolar 1975

“De izquierda a derecha: Niños: Sebastián Luque, Juan Coria, Pepe el de la Mina, Antonio Cañá, Pepe el Tocino, Juanito el de Rosita, Miguel Ángel y Paco. Niñas: Ana Mari de Justa, Mari Carmen la Farriña, Ana Repiso, Isabel la Naranja, Antonia la Cachones, Candelaria, Juanita la Pantoja y Pepi la Juaquina”.
(1975)

Grupo escolar curso 1970-71

“De izquierda a derecha: 1ª fila, sentadas: Encarnación Clavero, Brígida Zafra, Ana Muñoz, 2ª fila, en pie, Ana Fernández, Juanita Aranda, Juanita Godoy, Maribel Fernández. Sentadas: Teresa Ternero y Maricarmen Muñoz. 3ª fila: Teresa la Rodriga, María Santana, Josefina Fernández, Isabel Muñoz, Dª Amparo, Antonia Luque (Cachones), Juana Pedraza, Pepi Sánchez, Candelaria Fernández, María Murillo. 4ª fila: Paqui Cuesta, Manola Fernández, Lina Carnero, María Montiel y María Muñoz. Ese curso era 3º de EGB (las más pequeñas teníamos 8 años). Nos enseñaban a escribir redacciones, cuentas, a leer. Doña Amparo que estaba casi para jubilarse, nos ponía a coser manteles y servilletas para las madres todas las tardes (de 3 a 5h), cantábamos canciones de la sesión femenina (“Ojos verdes son traidores….), todos los días recitábamos al entrar a clase  el Padre Nuestro y en el mes de mayo cogíamos flores para María y recitábamos versos en el altar que se ponía en la clase. Los niños estaban en los grupos del Calvario y por supuesto los contenidos educativos eran totalmente distintos. Nos unimos en clase mixtas en 5º de EGB (con 10-11 años). En esa época comenzaron las fichas para trabajar en las clases y teníamos libros de texto (aunque no todo el mundo)”.
(1970-1971)

Haciendo borrachuelos y Justa friendo borrachuelos

Además de los bizcochos se comenzaron a hacer otros productos típicos del pueblo para venderlos: borrachuelos, tortas de manteca, hornazos, bollos de garbanzo, bollitos de leche. Se hacían masas de hasta 100 kg de borrachuelos, todo a mano, y tocaba estar todo el fin de semana trabajando incluso los agregados (Antonio el de Encarna y Yolanda).
(1990)


Justa adornando bizcochos y Grupo de trabajo

Los bizcochos comenzó a hacerlos mi madre por encargo en 1969. En esos años de crisis la panadería no daba beneficios para salir adelante y Bastiana la Ñoño que hacía bizcochos por encargo y los cocía en el horno, le dio la receta a mi madre. Al principio hacía 1 o 2 al día para cumplimientos. También hacía tortas de aceite y magdalenas. Se batían los huevos a mano en un lebrillo y la masa de las tortas se puñeaba en la artesa. Los tiempos fueron mejorando y la gente visitaba los pueblos y comenzaron a venderse muchos bizcochos. Al aumentar la venta mi madre compró una batidora de 2ª mano a Concha la de Ortega y buscó muchachas para ayudarles a hacerlos: Ana Mª Mantecas, Rosa y Paca la Boba, Monserrat la Corina, Paca la Garbancera, Paca la Granao. Durante los años 80 muchas mujeres del pueblo llevaban bizcochos y carne para vender a Málaga. Los vecinos que emigraron a Barcelona, Madrid, Valencia…que pasaban el verano en el pueblo se iban cargados de bizcochos. Trabajaba hasta el gato y la perra. Durante muchos años los bizcochos de Justa han sido uno de los  productos identificativos de Casabermeja.
(1969)

Vales de pan

Nuestra panadería se abrió en enero de 1957, se llamaba Panificadora San Sebastián. Antes era el Mesón. La abrieron mis abuelos y tíos paternos. Cuando mi padre se casó se hizo cargo de la panadería.  Tenía un horno “moruno” que se caldeaba por delante quemando haces de retama. Después se sacaban las ascuas y se limpiaba con un saco y agua. Esas ascuas se depositaban en cubos que las vecinas y clientas dejaban para ponerlos en las copas (braseros) en sus casas. Las cenizas restantes se echaban en “mulares” que teníamos en el patio. Al principio se abrió para cocer el pan que hacían las mujeres en sus casas o bien en las instalaciones de la panadería a cambio de pagar un precio estipulado o por intercambio de trigo. Después se comenzó a hacer todo el proceso de elaboración del pan en la panadería. Se amasaba  y se recogía en las artesas de madera y se dejaba fermentar en las tablas de madera tapado con “tendios” de saco, y luego se punzaba con clavos y se ponía el sello de identificación de la panadería y se cocía en el horno ya limpio de cenizas. Con este proceso sólo se podían hacer 2-3 “amasíos” en la noche. Mi padre creó un sistema de vales que intercambiaba kilos de trigo por kilos de pan que se retiraban  a lo largo del año. Ese trigo lo llevaba a moler a la fábrica de abajo y se traía la harina que usaba para elaborar el pan. Mi padre salía con una tabla en la cabeza para vender el pan por todo el pueblo. Con el tiempo se abrió un despacho en la panadería y se hacía la venta directa allí. Además de repartir por las pedanías de alrededor (Puerto Marín, Los portales, Arroyo Coche..) y también en Málaga cuando mejoraron los accesos ( carretera nacional primero y autovía después). Las instalaciones y maquinarias fueron mejorando y cambiando para facilitar la elaboración del pan: horno de leña pero con carga posterior y giratorio, cilindros, mezcladora, pesadora….
(1957)

En la panadería

Frasquito Morrongo en la puerta del amasadero del Mesón. Al fondo Antonio el Hornero amasando el pan.
(Año aproximado  1960)