“LAS COSAS DE EL LUGAR”. Frasco y Juan Torremocha

¡Que buenas personas eran!, pero ¡qué caías tenían!
Frasco cuando tenía el mosto, es cuando subía al Casino. Tenía las mismas explicaciones que su Juan. Verás, una noche en el Casino, estaba borracho y llegó uno y le dijo:
-Frasco, qué, esta noche parece que l´as tirao bien al mosto.
Y fíate que explicación dió, (había venío su Luis licenciao y pá celebrarlo se había hartao de vino):
“Quiero a mi Luis porque es el má chico por las consecuencias de la vida” (Ya sabemos lo que quería decir aquello)

En otra ocasión decía que Antoñica la del Chileño le había metío emisoras en sus partes.

Su salía había sío Regulares y hablaba moro. Ponía tres pesetillas, una encima de otra, y decía: un capitán…

En su casa, cuando el mosto, invitaba. Una vez le dio unos vasillos a Antonio Molina y la cogió tan gorda que ya éste echaba por la acera de enfrente…

Cuando sus primos, los seminaristas, rezaban el rosario por los altavoces, con el dedo en los labios: Ssss, imponía silencio dentro de su casa, aunque solo estaba su Gestrues

Y Juan estaba un día ancá Juan Pardo y estaba tratando y llegué yo (Miguel) y me dice:
¿Qué te parece, Miguelillo?, estoy tratando con Juan, lo vendo tó: la casa, las Melozillas; tó te lo vendo y me voy a Jeres… que se vive meor que en España.

Juanillo, ñeeta, tenía unas explicaciones:
-¿Habéis sacao la cebá?, ¿la aventasteis? (Una cebailla que tenían ahí, en Matamulos)
-Sí
-Y qué, ¿ha echao muncho?
-Sí, cerca de 20 fanegas largas.

Tenía Juan una tierra en Las Melocillas y Pepe Cuevas tenía unas en las Teoneras, pegao a la torre Zambra, y un día desde to lo jondo se plantó allí, en lo alto, a pedirle candela, porque se había queao sin fuego pá fumar y llega, a Pepe:
-Dame candela,
-Pero, hombre, no hay gente por ahí abao,
-Hombre, hay muncha, pero por no pedirle candela a un particular, me he dicho, voy a ir a pedirle candela a Pepillo.

Se contaba que una noche de invierno estaban en la mesa camilla Juan con su novia y los padres de ella y estuvieron jugueteando bajo la ropa de la mesa. Se abrochó la portañica y pilló un pellizco de la ropa y al ma´o menos tiempo:
“Bueno, me voy . Buenas noches”
Al levantarse, del tironaso, cayó al suelo to lo que había encima de la mesa.

Otra vez ancá Cañá estaba Luis Cuchareta y entra Juan, su primo y le dice Luis:
-Primo, tómate un vasillo vino
-No, no, yo no pueo beber.
Al ratillo, Juan a Seba:
-Ponme un calibre d’aguardiente.
Luis:
-Te invito a un vasillo vino y dices que no lo pues probar y ahora te vas a beber eso que es veneno
-¡¡Y no pueo beber otra cosa!!
Le gustaba munchísimo el aguardiente.

Cuando su hermana cayó mala, con un tumor en sus partes, dolido y enritao decía: “¡ a mi Gestrues, la probe, la tenío que salir eso ahí!”

Ellos tenían amistá con el Chileno y Juanillo decía:
“A la gente le parece que el Chileño tiene muncho dinero; eso le parece a la gente, y el Chileño debe má que el tren en Campanillas.”




Transcripción: Luis Torremocha.

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